¡Que vivan el amor, los restaurantes y los sueños por cumplir

Los restaurantes nos invitan a soñar. Alrededor de sus mesas han nacido países, empresas y ¡hasta amores!
Pero, ¿qué tienen para desplegar tanta magia?
Esta es la pregunta que nos hacíamos en Neptuno mientras tomábamos un café recién hecho a orillas del Mediterráneo.
Al final, sacamos 3 conclusiones, y es que todos sabemos que ir a nuestro restaurante favorito significa:
- Parar por un momento y hacer una pausa en medio de la rutina.
- Disfrutar en compañía a través de los sentidos.
- La satisfacción de que otros cocinen para nosotros.
La alegría de hacer una pausa
En un mundo que gira a la velocidad de la luz y en el que todo parece estar orientado a la productividad, ¿dónde quedan los momentos para desconectar por puro amor al arte?
¡Divinos restaurantes!
Parece que sus puertas nos piden que dejemos fuera nuestro estrés y preocupaciones del día a día para sumergirnos en un mundo en el que todo es posible.
¿Queremos la ensalada con extra de salsa?
¡Que así sea!
¿Nos encantaría comer mirando al mar?
¡Deseo concedido!
¿Otra copita de nuestro vino favorito?
¡Marchando!
Poco se habla del papel de los restaurantes como proveedores de alegría.
No de felicidad, palabra que se nos torna una pizca grandilocuente.
Solo simple y llana alegría de vivir.
Disfrutar juntos a través de los sentidos
Descubrir las texturas y sabores del mundo durante la infancia es una aventura diaria. ¡No hay tiesto de flores, plato de lentejas o charco de agua en el que no sumergimos las manos!
Ya de adultos, este placer se traslada a la mesa. Quizás por eso nos encante comer en compañía.
Parece que compartidas, las galletas son más crujientes, las natillas más suaves y la miga del pan más esponjosa.
Y no solo eso, ¡hay que comentarlo para descubrir qué comensales coinciden con nuestras preferencias!
¿No os caen mejor las personas con las que compartís gustos?
La satisfacción de que otros cocinen para nosotros
¡Cómo nos gusta que los platos aparezcan (y desaparezcan) como por arte de magia!
Coger la carta entre nuestras manos y dejar que la mirada sobrevuele ese mar de opciones, detenernos sobre nuestras favoritas y decidir las que más nos apetecen.
Luego, simplemente aparecen ante nosotros y disfrutamos como si no hubiera mañana.
Y es que quizás la vida y el amor vayan de eso, de hacer espacio para la alegría, disfrutar de las sensaciones que nos brindan los sentidos y querer mucho.
Dejarnos querer y querer mucho.
Te esperamos, como siempre, en Neptuno. Esta vez, con un menú de San Valentín para soñar junto a la persona que más quieres y dejarte embriagar por la música de Jack Law… si nos dejan.
¡Feliz San Valentin!